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Palabras para los próximos gladiadores

Por Estephani Granda Lamadrid

Participar en el Torneo de Poesía, es algo más complejo que simplemente pararse sobre un ring y leer. Al ser un deporte, quiere decir que habrá una competencia en la que hay reglas que seguir; al ser intelectual, se hace un reto a los poetas, tanto en su poetica como en la forma de transmitir lo versos de manera oral. De ahí estas recomendaciones que he sacado desde mi optica de participante y de público de torneos anteriores:

En primer lugar, es recomendable que los participantes tengan obra, es decir, que no sólo tengan 10 poemas (me ha tocado ver que en finales, se quedan sin “buenos poemas”), que no sean cortos (hay excepciones), pues normalmente para crear la atmósfera son necesarios de 2 a 3 minutos, y cuando se juntan varios mini poemas a veces la hilación se rompe y no se logra un buen efecto. Por otro lado, más que la temática, lo que algunos jurados verifican es la ausencia de lugares comunes –como buien acotó en alguna ocasión el poeta Miguel Lecumberri- , entonces, los poemas que parecen canciones pop, o los poemas cartas de amor, poemas “querido diario”, poemas paráfrasis, poemas cuentos, etc normalmente no avanzan. (Hay que recordar que los “buenos poemas” normalmente son los que tienen ritmo, imágenes, y artificios interesantes en cuanto al lenguaje, y obviamente mantienen la temática durante el mismo).

En segundo lugar, si el poeta tiene unos 25 o 30 poemas destinados para el torneo debe de trabajar en ellos, pues usualmente la lectura que se hace al aire libre es muy distinta a la que se puede hacer en un auditorio, pues hay que recordar que aparte del contenido hay que “impactar” a los asistentes al torneo (que normalmente no está habituada a la poesía) y a los jurados. Por eso la práctica de la lectura de máximo 3 minutos es indispensable, en el ensayo se puede rectificar la musicalidad del texto, se puede agregar matices en la voz, es decir, los silencios, la velocidad, el fraseo, las pausas, el volumen(todo esto sin exagerar).

Tercero. ¿Cómo saber si está funcionando? Es aquí donde surge otro personaje que ha ayudado a varios poetas, sobretodo en año pasado: el manager. El manager será quien ayude a seleccionar el material, dar ánimo, y sobretodo consejos de en qué mejorar, ser objetivo en el momento de los enfrentamientos. Lo ideal sería que fuera otro poeta, aunque en ocasiones los managers son amigos del poeta participante, incluso un luchador profesional (como el caso del Huracán Ramírez Jr), pero en cualquier caso, el poeta es quien decide qué hacer, y una recomendación más: nunca confiarse.

En cuarto lugar, creo que si se quiere avanzar a las siguientes fases del torneo, hay que crear estrategias, una vez seleccionado el material para el torneo hay que separar de acuerdo a la intensidad de los textos, a veces quieren dejar todos los textos contundentes hasta el “final”, y por dejar las mejores cartas al “final” ya no logran pasar de esa ronda. Tener poemas fuertes siempre será la mejor recomendación, confiar en los textos, dejar que se defiendan solos. Convertir la palabra en el golpe que motive a la reflexión y al conflicto, no tanto al contrincante, sino más bien en el escucha, es el objetivo.

Y finalmente, arriesgarse a la crítica sobre el cuadrilátero, compartir la palabra, detener a las personas inesperadamente con poesía es un objetivo que sólo pocos ven materializarse mientras desconocidos asienten con la cabeza mientras uno se desangra con palabras en el ring.

He aquí unos breves consejos para los futuros gladiadores del Torneo. Toda la suerte para ellos.

*Recuerde lector que todos los comentarios vertidos en esta columna, son por su bien.