“…El poeta es el ser fuera de serie/el poeta es el nómada el pastor de camellos / el que levanta tiendas para que viva ellos / el albañil que alza las casas en la orilla / y avanza por las playas del Ser y no se humilla / (…) Es infiel a la tierra, pero fiel a la vida / es traidor a su casa más leal a su gente / (…) Y así yo me consuelo pensando que el Poeta / siempre está a la intemperie lo mismo que el Profeta”. Tomás Segovia en 1965.
¿Qué onda, esos mis mártires de Calderón? Ya ni les pregunto cómo andas, porque “entiempos de guerra, cualquier hoyo es trinchera”. Pero déjenme bajarlas a mi desmother porque vamos a palabrerarles de un poeta, de un vado neto, quee desgraciadamente se acaa de pirar. Y me refiero a Tomás Segovia (no le antepongo el “Don”, porque no soy televiso ni del Canal 22) que se ganó a pulso el reconocimiento de poeta entregándole su vida y su talento al arte de la gran palabra.
Ahora que no se vayan con la finta esos batos, quesque escritores, obsesionados con la “juventud” y que en su magalomanía creen que el universo y lo chido nació junto con ellos. ¡No mis jovenaaazos de 35 o más! cuando ustedes nacieron había poetas verdaderos y no faramallas!
Tomás Segovia llegó a México con la emigración española del año 38 y subsiguientes y por los tres libros de su poesía que me dejó la que se fue; me doy color que de volada se aprendió el español a la mexicana y lo manejaba como otro vernáculo más, agréguenle que manejaba la ironía de la forma en que sólo la puede manejar un alburero consumado.
Ya les hemos dicho a ciertos monos que hacen unas revistillas quesque pornográficas y que bajita la tenaza quieren aparecer como los “inventores e la literatura erótica”, como los más aventados, antisolemnes y de mente abierta; que lo que ellos intenta escribir, ya se escribió, pero con más calidad y por gente que sí sabía lo que es el arte del sexo, no por “reguetoneros” que nomás se imaginan cómo podría ser.
Por eso, ay les a este poema que T.S. escribió antes que nacieran, es decir, antes que la ropa íntima de sus tías empezara a perderse de los tendederos.
Carta en dos entregas
En vista de que el mundo lo hace difícil todo
y tú también Isolda confiésalo ni mido
y en vista de que casi casi ya he renunciado
y estoy en el café muy solo y fatigado
y tengo el verso fácil y hay que ahuyentar el tedio
me decido a escribir no encuentro otro remedio
la poesía es triste cuando es un sucedáneo
mas consuela ese algo que tiene de espontáneo
si yo no se vengarme este poema harálo
al menos en idea como todo arte malo
A guisa de primera dulcísima venganza
te hablaré de tu cuerpo cerrado a mi esperanza
en primer lugar ¡claro!, te nombraré tus pechos
tan blancos tan rotundo tan dulces tan bien hechos
son de ti lo primero que llega a todos partes
tu afirmación primario que en dos síes repartes
las proas de tu fuerza tu doble rectitud
tu peso de ternura y tu erguida salud
tiran casi de ti adelante y arriba
son cual tu inspiración cuajada en carne viva
Esto son para ti tus pechos tan joviales
para mí además tienen sentidos especiales
son mis dos asideros son lo único que aflora
en mi mar de naufragios doble isla salvadora
que el mundo al mismo tiempo me ofrece y me retira
como la vida misma son verdad y mentira
a un tiempo don y herida desarmados y esquivos
dos palabras de amor dos silencios altivos
son también cada uno un fruto sin igual
magnífico jugoso turgente y en el cual
hicar ávido el diente es morder el olvido
ah morderte sin freno los pechos esplendentes
debe ser algo así como si entre los dientes
tuviera uno la vida cogida por la punta
(…)
Ah Isolda Isolda toda mi poesía junta
nunca valdrá lo sé un dulce pecho tibio
ni a quien gime por él le traerá nunca alivio
bien lo sé en esta hora dramática y extrema
en que días después prosigo este poema
esta vez castamente y además por correo
castigando yo mismo este mortal deseo
quiero añadir tan sólo a lo que dije antes
que además de todo eso tus pechos son calmantes
me dan más esperanza más fe más caridad
y son la calurosa carne de la bondad.
Tomás Segovia, pertenecía a las generaciones de la posguerra; compartió espacio y tiempo con Huidobro, Picasso, Dalí, Borges, De Champs, Cortázar, Kandisky, Evtuchenko, Sartré, Heminway, Vallejo, Ginsberg, Elvis, Los Beatles, Warhol, Bretón, Frida Kahlo, Diego Rivera y otro bonche que definen el arte de nuestros días; no sé si conoció a algunos o los conoció a todos, lo cierto es que fue una especie de lobo estepario, escribiendo con ese estilo socarrón a veces y a veces trágico que compartimos mexicanos y españoles; siempre en los extremos del sentimiento y las ideas:
El soneto en –Ash
Quién pudiera al pastel, al óleo, al gouache,
o bien a la acuarela, copiar vivo
tu cuerpo joven, tibio, primitivo,
Rosa María de las Heras Guash.
O cual foto instantánea hecha al flash,
plasmar en un instante decisivo
tu modo de ser limpio, alegre, altivo,
sabroso y ácido como el goulasch,
para evocarte viva y calurosa
cuando de mí ya no te acuerdes, Rosa,
puesto que tú me has de olvidar un día,
mucho antes que yo a ti, Rosa María,
y me quiero acordar de cómo eras,
oh mi Rosa María de las Heras.
“Infiel a su tierra” y fiel sus malas compañías, formó parte del Consejo de Redacción de la revista Vuelta, madre de todas las Letras Libres. Como despedida, los dejo con el poema que le escribió al poeta León Felipe y que –oh, infaustas vueltas del destino!- la mayor parte de los conceptos laudatorios, también son, ahora, para Tomás Segovia:
León Felipe
(Modo de prepararse)
Tomad un buen león, entero, grande,
sano, grave, violento, de voz fuerte;
añadidle dos tercios de paloma;
dinamita: dos buenas cucharadas,
dos tazas de anarquismo, miel y vino,
indignación al gusto, bondad (mucha);
ásese entre dos guerras europeas,
cuézase a fuego lento de destierro,
sírvase hirviendo, adórnese con gafas:
dejadlo arder, tendréis un León Felipe.
(1958?)
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